Mitos y Novedades en la Historia de México
Por: Lic. Jesús Vázquez Trujillo
“La princesa quería un marido, el rey quería un marqués, el marqués quería dinero. Al fin, contentos los tres”

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Maximiliano y Carlota, frustrados emperadores de México 1864 – 1867
Contrariamente a lo que leemos en los libros de texto gratuitos, Maximiliano y Carlota no se amaban.
Al menos él, no le amaba. Carlota por el contrario quedó prendada de Maximiliano, desde la primera vez que lo vio.
Maximiliano, emprendió un viaje por todas las cortes de Europa, para buscar desposarse con alguna princesa.
Dicha princesa, debería traer consigo una dote muy generosa, pues Maximiliano más que amor lo que necesitaba era dinero.
Todo esto lo encontró en la hija del rey Leopoldo I de Bélgica, quien era el monarca más rico de Europa.
Carlota, quedó enamoradísima de Maximiliano, aunque su padre quería algo mejor para ella y no un “segundón” como Maximiliano.
Maximiliano, sabedor de la reacción que había causado en su hija, esperó a que el rey Leopoldo le pidiera que se casara con ella.
Cosa que finalmente sucedió, pues el rey Leopoldo complacía en todo a su hija y no deseaba verla sufrir.
Así que firmaron un contrato matrimonial, en el que Maximiliano se comprometía a hacer feliz a Carlota.
Sin embargo, hubo otro documente firmado a escondidas de Carlota, en el cual el rey Leopoldo le entregó a Maximiliano $3,000,000 de florines a cambio de que se casara con su hija.
Sin embargo, Maximiliano se gastó ese dinero en la construcción del castillo de Miramar, ubicado al centro del mar Adriático.
Por ésta razón, una vez que se le terminó el dinero, Maximiliano se vio en la necesidad de hipotecar el castillo, para contar con liquidez financiera.
Aparte de que en la luna de miel, Maximiliano dejó sola a Carlota en la isla de Madeira, mientras él se iba a llorar a la tumba de Amalia de Braganza, su único amor.
Ya como emperadores de México, sucedía lo mismo, dormían en habitaciones separadas en el Castillo de Chapultepec y no tenían intimidad carnal.
Maximiliano, utilizaba a Carlota como su secretaria particular, más que como una esposa.
Por ello, cuando Carlota parte a Europa para tratar de salvar al imperio y Maximiliano recibió la falsa noticia de su muerte.
Inmediatamente, manda llamar a su notario particular y le pide que inicie la tramitología necesaria para que él pudiera disponer de la inmensa fortuna de Carlota.
Ya que el rey Leopoldo, le había otorgado a Maximiliano todos los derechos sobre la fortuna de su esposa.
Sin embargo, no pudo dilapidar la fortuna de Carlota, porque él fue fusilado el 19 de junio de 1867.
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Guillermo Prieto Pradillo 1818 – 1897, Escritor y político liberal
En 1875, don Ignacio Ramírez Calzada, el “Nigromante” le preguntó a don Guillermo Prieto.
Sí era cierta aquella anécdota en la que había salvado al presidente Benito Juárez de morir fusilado a manos de un pelotón de soldados conservadores en Guadalajara, el 14 de marzo de 1858.
Don Guillermo, dijo que sí recordaba haberlo hecho, pero que el acontecimiento fue exagerado por la prensa.
Y que ahora se arrepentía de haberlo salvado, que de haber sabido que don Benito Juárez, se iba a perpetuar en el poder, hubiera permitido que los soldados conservadores lo fusilaran.
Pues don Guillermo, se había enemistado con el presidente Benito Juárez, precisamente por la larga permanencia de éste último en la presidencia de la República.