"Los Estados Unidos y la expropiación de la industria petrolera”

Mr. Josephus Daniels, embajador de Estados Unidos en México 1933 – 1941
El 24 de abril de 1933, el presidente Franklin D. Roosevelt designó a Mr. Josephus Daniels como embajador en México.
Daniels era un hombre moderado y conciliador, y por lo tanto era el indicado para poner en práctica la política del “Buen Vecino” en México.
Estrategia que Roosevelt deseaba implementar con todos los países de América Latina, con el objetivo de acercarse a sus gobiernos y así concretar alianzas, firmando convenios y tratados internacionales, para contrarrestar el poder que el falangismo español y el nazi – fascismo italo – germano estaba adquiriendo en Europa.
Desafortunadamente, el embajador Daniels no fue bien recibido a su llegada a la ciudad de México, pues un grupo de marinos veteranos de la invasión al puerto de Veracruz en 1914 apedreó las ventanas de la embajada estadounidense.
Ya que durante esa invasión Daniels era el secretario de marina del presidente Thomas Woodrow Wilson, quien realmente dio la orden para que los marines invadieran el puerto de Veracruz aquel 21 de abril de 1914.
Mr. Josephus Daniels, solamente se limitó a obedecer las órdenes presidenciales recibidas.
Una vez superado aquel incidente, el embajador Daniels se ganó la amistad del general Plutarco Elías Calles quien a juicio de Daniels era el “Hombre Fuerte” de México. Como se lo hizo saber en una carta que le escribió y durante una comida que le ofreció en la embajada estadounidense.
El 1 de diciembre de 1934, el general Lázaro Cárdenas asumió la presidencia de la República y de inmediato estrechó fuertes lazos de amistad con el embajador Daniels, quien simpatizaba con las ideas políticas del presidente Cárdenas.
Sin embargo, como también simpatizaba con el general Calles, Daniels gestionó ante el presidente Roosevelt que se le concediera asilo político en la Unión Americana, cuando el presidente Cárdenas decidió expulsarlo de México por obstaculizar y entrometerse en su gobierno.
Gracias a la atinada diplomacia y mediación de Daniels, el gobierno de Roosevelt aceptó de buena gana la expropiación de la industria ferrocarrilera, decretada por Cárdenas en junio de 1937.
En enero de 1938, comenzaron los conflictos con las empresas petroleras extranjeras, que se negaban a acatar las leyes constitucionales mexicanas.
Por ello, el presidente Lázaro Cárdenas comunicó al embajador Josephus Daniels su decisión de expropiar la industria petrolera, para que por su conducto se lo hiciera saber al presidente Roosevelt y lograra que el gobierno estadounidense aceptara de buen grado la decisión del gobierno mexicano.
Con su diplomacia acostumbrada, Daniels le hizo comprender al presidente Roosevelt la conveniencia y la necesidad de aceptar la decisión del presidente Cárdenas de expropiar la industria petrolera, pues el estallido de un nuevo conflicto bélico internacional era inminente y por lo tanto era necesario estar en buenos términos con México.
Pues los Estados Unidos necesitaban del petróleo mexicano, para hacer funcionar su armamento y maquinaria bélica.
Una vez dado el decreto expropiatorio, los empresarios estadounidenses fueron a quejarse con el presidente Roosevelt, quien les garantizó que el gobierno estadounidense les pagaría la indemnización por la expropiación sufrida.
Los empresarios aceptaron de mala gana, por lo que dijeron que se pondrían de acuerdo con sus homólogos holandeses, españoles, alemanes e ingleses para orquestar un boicot petrolero en contra de México.
Seriamente disgustado por la actitud intransigente de los empresarios petroleros expropiados, el presidente Roosevelt los llamó “Señores Feudales del siglo XX”.
En cuanto al embajador Josephus Daniels, elogió la decisión del presidente Lázaro Cárdenas a quien catalogó como un estadista, diciéndole que ya tenía su lugar en la historia a lado de Benito Juárez y Francisco I. Madero.