El himno de Antonio López de Santa Anna


El general Antonio López de Santa Anna, durante su último periodo de gobierno 1853 – 1855
En 1854, el general Antonio López de Santa Anna solicitó a su secretario particular Miguel Lerdo de Tejada y Bustillos que convocara a un concurso, para elegir la letra de un himno que enalteciera a la patria mexicana.
El ganador del concurso fue el poeta potosino Francisco González Bocanegra, quien era partidario de Santa Anna e Iturbide.
Por ello, añadió a ambos caudillos en dos de las estrofas del himno ganador, cosa que fue muy mal vista por los miembros del partido liberal.
Quienes llamaron a ese himno, el “Himno del Dictador”:
Estrofa V
Del guerrero inmortal de Zempoala
te defiende la espada terrible,
y sostiene su brazo invencible,
tu sagrado pendón tricolor.
Él será del feliz mexicano
en la paz y en la guerra el caudillo.
porque él supo sus armas de brillo
circundar en los campos de honor.
Estrofa VIII
Si a la lid contra hueste enemiga,
nos convoca la trompa guerrera,
de Iturbide la sacra bandera,
mexicanos, valientes seguid.
Y a los fieles bridones les sirvan
las vencidas enseñas de alfombra;
los laureles del triunfo den sombra
a la frente del Bravo Adalid.
Las alusiones a Santa Anna e Iturbide, se hacen en las estrofas V y VIII respectivamente, por ello el himno fue repudiado por mucho tiempo.
La música fue compuesta por el músico catalán Jaime Nunó Roca, quien había sido invitado a México por Santa Anna y q quien había conocido en la Habana, durante uno de los muchos exilios del general veracruzano.
El himno fue entonado por primera vez, el 15 de septiembre de 1854 en el Teatro Santa Anna, por la soprano Enriqueta Sontag.
Presentación a la que Santa Anna no asistió por hallarse supuestamente enfermo, asistiendo en su representación su esposa Dolores Tosta.
Tras el derrocamiento de Santa Anna y el triunfo de los liberales, el himno quedó en el olvido.
No fue sino hasta 1910, con motivo de las fiestas del centenario de la iniciación de la guerra de independencia, que el general Porfirio Díaz, ordenó que se volviera a entonar el himno nacional, omitiendo por supuesto las estrofas alusivas a Santa Anna e Iturbide.
Tras el estallido de la revolución, el 20 de noviembre de ese año, los gobiernos emanados del movimiento armado, volvieron a relegar al olvido al glorioso himno.
No fue sí no hasta 1943, que el presidente Manuel Ávila Camacho ordenó la oficialización de la entonación del himno nacional mexicano en todas las ceremonias oficiales y en las escuelas primarias del país, todos los lunes durante los honores a la bandera.
Omitiendo las estrofas referentes a Santa Anna e Iturbide, castigando con 36 hrs. de arresto a todo aquel que las entonara.
Posteriormente en 1972, el presidente Luis Echeverría Álvarez decretó que el himno nacional debía ser entonado a las 06:00 hrs. Y a las 00:00 hrs. por las estaciones de radio y televisión, tanto al inicio como al final de sus transmisiones, tal y como se estila hasta el día de hoy.