top of page

Santa Teresita de Cábora y la rebelión de Tomóchic 

sANTA tERESA DE cÁBORAmagen1.jpg

María Teresa Urrea 1873 – 1906, “Santa Teresa de Cábora” (Mística y médica herbolaria)

 

María Teresa Urrea, nació en el poblado de Cábora, ubicado en el estado de Sinaloa en 1873, siendo desde niña, una mujer con una salud física muy endeble, quebrantada por la catalepsia.

 

En 1890, Teresa fue víctima de un ataque cataléptico, por lo cual sus padres pensaron que había muerto.

 

Sin embargo, al momento de estarla velando, despertó provocando el consabido susto de los dolientes.

 

Sin embargo, ella afirmó que durante las horas en que “abandonó” el mundo terrenal, había hablado con Dios y con el espíritu Santo.

Por lo cual, los pobladores de Cábora, pensaron que la resuscitación de Teresa era un “milagro”.

 

Su fama se extendió por todos los estados norteños de la República, particularmente en el poblado chihuahuense de Tomóchic, enclavado en la Sierra Tarahumara.

 

Lugar donde le edificaron un templo y no aceptaban más santo que a ella, cosa que enfureció al arzobispo de Chihuahua, quien negó los “milagros” de Teresa Urrea, negándole to santidad y ordenando además que se demoliera su templo.

 

Decisión que enojó a los tomochitecos, quienes echaron al arzobispo del pueblo, quien fue a acusarlos de fanatismo ante el arzobispo primado de la ciudad de México, monseñor Eulogio Gilow, quien siendo amigo personal del presidente Porfirio Díaz.

 

Le pidió ayuda para someter a los fanáticos tomochitecos, el general Díaz, envió un regimiento a Tomóchic para someter a los rebeldes.

 

Los cuales fueron a pedirle a su “Santa” que los defendiera y ayudara, sin embargo, no la encontraron.

 

Así que tuvieron que regresar solos a Tomóchic, a hacer frente sin ningún “milagro” al ejército federal.

 

El 28 de octubre de 1892, el ejército federal con ayuda de la polícia local, arrasó con el poblado entero, quemándolo.

 

Solamente quedaron vivos las mujeres, los niños y el cacique y alcalde de Tomóchic, Cruz Chávez.

Quien fue muerto por el ejército porfirista, poco tiempo después en noviembre de ese mismo año.

 

Un año después, en 1892, fueron los indios mayos los que se rebelaron contra el gobierno, y para no dejar lugar a dudas sobre su inspiración.

 

Su grito de guerra fue ¡Viva la Santa de Cábora!

 

Ante esto, el gobierno de Porfirio Díaz la acusó formalmente de ser la instigadora de las rebeliones y junto con su padre fue aprehendida.

 

Pero en consideración al nivel social de su padre y ante la necesidad de alejarla de sus partidarios, fue deportada a Estados Unidos, por Nogales, Arizona, donde permaneció hasta su muerte en 1906, en el pueblo de Clifton.

bottom of page